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“Estrella Azahara me permite crecer”, testimonio del voluntario Juan de la Cruz

Mi nombre es Juan de la Cruz López, soy enfermero, y desarrollo mi labor como voluntario en la Asociación Estrella Azahara desde hace 2 años.

Durante muchos años me he dedicado a dar clases particulares, ya que me gusta enseñar a los demás. Si a esto sumamos el interés personal por querer donar mi tiempo y prestarme para lo que es necesario, es lo que me mueve y da fuerza a mi pasión por una enseñanza más viva y directa en el barrio de Palmeras.


Al comienzo de mi actividad voluntaria, lo hacía a distancia por imposibilidad laboral, y desde casa atendía varias necesidades derivadas por el equipo socioeducativo de la entidad. Mi voluntariado, al estar condicionado por mis turnos de trabajo, no está pautado en la semana de forma fija, y muchas veces surge de imprevisto en el mismo día, pero esto no impide una buena organización y darme la posibilidad de ofrecer ayuda, pues el contacto con los educadores/as es continuo. Actualmente, puedo llevar a cabo una labor presencial en la que suelo acudir entre uno y tres días a la semana para ayudar a los menores y adolescentes en el refuerzo materias como matemáticas, física y química o biología. Mi tiempo y funciones no se limitan a este grupo de edad, sino que también ayudo a los más pequeños a leer, a mejorar el trazo y la escritura, y otras competencias básicas. En un principio, no pensaba que pudiese desenvolverme bien, pero con el paso del tiempo puedo decir que me encanta.


Por otro lado, me gustaría dar a conocer el significado que tiene para mí esta labor. El poder enseñar, compartir y vivir momentos tanto con menores como con educadores, me permite crecer a nivel personal y profesional, y a ser testigo y tomar conciencia de las necesidades básicas que existen a nuestro alredededor. El conjunto de personas que integran Estrella Azahara, y en particular cada uno de los niños y niñas, me ayuda a profundizar en cada detalle y tratar de poner el cariño y entusiasmo preciso para poder ayudarles en todo lo que necesitan. Una de las cosas que más me gustan más me gustan del trabajo diario es la mirada hacia pequeños y mayores, abordando siempre la educación integral: Cada detalle cuenta, y tras cada detalle hay un educador/a.


Para finalizar, la entrega a los demás de forma desinteresada es algo vocacional mediante la que recibo mucho más de lo que doy. Además, al tratarse de una obra socioeducativa de La Salle, puedo percibir la misión cristiana que se desarrolla a diario siguiendo los pasos de su fundador en cuanto a la educación, el ejemplo, el trato, y los valores que se transmiten y comparten en el centro. Esto me produce la sensación de encontrarme como en casa desde el primer momento, y quizás sea lo que más me anima a permanecer en Estrella Azahara y me motiva a querer que los demás también sean partícipes del amor y cariño que yo recibo.


Desde mi punto de vista, la Obra Socioeducativa tiene mucho trabajo por delante y mucho cariño por detrás, donde se busca hacerlo todo por amor a los que más lo necesitan, porque son los que más lo merecen. Estrella Azahara tiene un fuerte compromiso socioeducativo con el barrio de Palmeras, y es impresionante la labor que vienen realizando desde hace tantos años.


Me siento muy agradecido por formar parte de esta gran familia.

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